CIUDAD DE MÉXICO.
La diputada priista, María Gloria Hernández Madrid, propuso que las salas de urgencias en los hospitales cuenten con dormitorios, bebederos, baños limpios y conectividad para quienes esperan noticias de sus familiares enfermos internados.
En su iniciativa para reformar el artículo 46 de la Ley General de Salud, la legisladora del Partido Revolucionario Institucional (PRI) señaló que las normas oficiales que expida la Secretaría de Salud para la construcción, mantenimiento y operación de los hospitales deberán contener reglas para preservar la higiene, comodidad y dignidad de las personas que usan esas instalaciones.
Indicó que la iniciativa, turnada a la Comisión de Salud, refiere que en esos espacios hay personas que se ven obligadas a dormir en bancas o en el suelo, además sufren precariedad de sanitarios, escasez de agua potable, falta de limpieza, hacinamiento y asientos insuficientes.
“A la incertidumbre sobre la salud de las personas se agregan las condiciones indignas en que sus parientes esperan noticias o la oportunidad para acercarse a sus camas”, que se ha vuelto una circunstancia indisoluble de la atención hospitalaria, refirió.
Hernández Madrid reconoció que la responsabilidad no es completamente de las instituciones de salud, pues operan bajo limitaciones financieras que redundan en perjuicio de la atención a los usuarios.
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En un comunicado, refirió que se debe reformular el modelo existente con soluciones que preserven la dignidad de quienes hacen prolongadas guardias en las salas de urgencias médicas.
Se busca evitar a los usuarios mayores sufrimientos de los que suponen las enfermedades de sus pacientes, “a fin de hacer realidad el derecho a la salud previsto en el artículo 4 de la Constitución”, subrayó.
En ese sentido, la legisladora propuso instalar pequeños dormitorios, bebederos, baños limpios, áreas de esparcimiento para menores de edad, redes de Wifi, servicios de televisión, préstamo de libros e, incluso, instalar capillas ecuménicas.
Aceptó que estas medidas impactan presupuestalmente, pero no significan innovaciones cuya implantación escape a una lógica de austeridad.
“No se habla de grandes construcciones o de adquirir tecnología de punta, sino de crear espacios más aptos para la estancia humana, como ocurre en aeropuertos, terminales de autobuses, restaurantes, transporte público y algunas oficinas”, puntualizó.