Después de la ceremonia en la que rendirá protesta como Presidenta Constitucional en la Cámara de Diputados, Claudia Sheinbaum se trasladará al Palacio Nacional para realizar una salutación individual a los 16 mandatarios que la acompañarán en San Lázaro, tomará protesta a su gabinete legal y posteriormente ofrecerá un almuerzo a sus invitados.
A la investidura de la primera presidenta mexicana asistirán 16 mandatarios, mientras que a la de López Obrador asistieron 14 y con Peña Nieto 13.
Estarán representados 105 países y 23 organismos internacionales. De los países confirmados, 16 de ellos envían a sus mandatarios.
En una carpeta informativa en la que se describe el programa y la agenda que tendrá la futura presidenta, se detalla incluso el vestido que portará mañana Sheinbaum.
“El vestido —de color marfil— que portará la primera Presidenta de México (…) fue bordado a mano con aguja y el tejido con ganchillo, técnicas que reflejan la cultura ancestral del país. Fue elaborado por Claudia Vásquez Aquino, artesana de Santa María Xadani, Oaxaca, que se dedica a la elaboración de textiles del Istmo de Tehuantepec y quien dibuja sus propios diseños, sus trazos y el bordado”, se indica en el documento.
El documento, de 15 páginas de extensión, precisa el minuto a minuto del primer día de las actividades de Sheinbaum en la sesión de Congreso General, su salida hacia Palacio Nacional, sus actividades en este lugar y el programa cultura artístico que ser realizará en el Zócalo entre las 13:000 y 17:00 horas cuando inicie la ceremonia de entrega del bastón de mando.
En este evento, en el Zócalo de la capital, la presidenta será recibida y traslada al templete principal por una comitiva de cinco mujeres, autoridades indígenas y afromexicanas.
Luego de la ceremonia con los 70 pueblos indígenas y afromexicanos, donde se entregará a la mandataria el bastón de mando, esta dará un discurso, al término se entonará el Himno Nacional y Sheinbaum se trasladará al Palacio Nacional.
Según la carpeta informativa, el bastón de mando simboliza el poder político y espiritual de los pueblos indígenas y afromexicanos; representa el poder comunal, el noble don de servir al pueblo y de hacer justicia, ya que a través de él las autoridades “gobiernan obedeciendo”.