Una de las cosas que Javier Bátiz más disfrutaba de la vida era poder llevar la música al corazón de las personas, pasar tiempo con su esposa y el buen humor. Así se podría definir la vida del originario de Tijuana, Baja California, que ayer falleció a los 80 años.
Claudia Madrid, su esposa, anunció a través de su perfil en Facebook que el también conocido como el Padre del rock mexicano había sucumbido al cáncer que padecía y que enfrentaba siempre con buen humor.
Queridos amigos y familia, Para informarles que nuestro adorado y querido, mi esposo Javier Bátiz, trascendió el día de hoy. Su legado y su música quedan para la eternidad. ¡¡Te amo amor mío!! Vuela alto, mi ángel”, escribió Claudia.
La pérdida no es sólo personal para su familia y fanáticos, es una pérdida irreparable para la escena del rock mexicano. Bátiz era un mago, un brujo que invocó los sonidos existentes como el blues, le puso una pizca de rebeldía y actitud, y lo hizo en un tiempo en el que los jóvenes urgían una forma de expresión más allá de lo convencional, dos ejemplos de esto fueron Carlos Santana y Alex Lora.
Una forma de que su legado trascendiera no sólo se limita a colocar su música en discos y en el corazón de la gente, el truco, para él, estaba en compartir sus conocimientos.
Estoy trabajando en un legado desde hace mucho tiempo. Desde que comencé a tocar he compartido lo que sé, como tocar, desde que empecé, he compartido a todos los que han estado en el grupo, Carlos (Santana) fue el primero y luego todos los que siguieron.
Empecé a compartir todo lo que yo sé, hace unos días hice unas clínicas y llegaron 12 chavitos; con que uno haya aprendido lo que yo le compartí, ya estoy haciendo mi trabajo de dejar mi legado que es una manera de tocar que sólo yo lo tengo por eso todos quieren sonar como yo y eso es lo que yo les comparto, cómo hacerlo”, dijo Bátiz a Excélsior en 2019 previo a una presentación que ofreció en el Metro Insurgentes de la CDMX.
Y es que Bátiz, teniendo la frontera con Estados Unidos creció empapándose de los sonidos de la música negra como el blues y el R&B que personajes como
T-Bone Walker, James Brown, B.B. King y Chuck Berry, entre otros, colocaban en el reflector en la década de los 50, años donde los mismos creadores no tenían derechos civiles. Esa lucha social empapó al joven tijuanense de rebeldía.
Bátiz importó esos sonidos desde Tijuana hasta la capital del país en los años 60 cuando cambió su residencia para convertirse en el vocalista de Los Rebeldes del Rock tras la salida de Johnny Laboriel de la banda, pero fue justo su autenticidad, estilo y actitud lo que hizo que ese proyecto no cuajara. Pero no fue impedimento para que por él solo se abriera camino.
Para finales de esta década Bátiz ya era un referente del blues en la capital del país donde se presentaba en el bar Terraza Casino donde diferentes personalidades del ámbito político, intelectual y artístico se reunían para escucharlo. El hechizo se había lanzado al punto que el tijuanense se convirtió en el primer artista en hacer un concierto masivo en la Alameda Central del entonces Distrito Federal frente a 18 mil personas.
Con más de 60 años en la música, Bátiz tenía cualquier cantidad de anécdotas que contar, como cuando en 1969 Jim Morrison, quien visitó México y se presentó con The Doors, fue al bar Terraza Casino.
Éramos amigos, nos conocíamos desde 1967, en un lugar llamado Whiskey a GoGo, en Hollywood. Morrison llegaba después de su show, a la 1 o 1:30 de la mañana, se iba caminando dos o tres cuadras, por todo Insurgentes —los dos lugares estaban en la misma avenida—, para verme tocar.
Él se ponía muy borrachito y yo tocaba. En ese tiempo todos éramos iguales, las súper estrellas eran otras, y los músicos éramos músicos y nada más”, compartió Bátiz en una entrevista.
Sus amigos eran músicos, gente como él, no los veía como los ídolos que generaciones después se convirtieron, incluyéndolo a él. Por eso siempre tenía esa actitud súper alivianada, se sabía un dios de la guitarra, pero nunca perdió el piso y las ganas de vivir, a pesar de que padecía cáncer, enfermedad que manejó con extrema discreción.
El Brujo estaba convencido de que la edad biológica no tenía nada que ver con la actitud que cada uno le pone a la vida. “Pienso que si tienes buen humor vives mejor y más. Tener buen humor ante lo que pasa te hace llevarte bien con la gente que te rodea, con tu esposa, con tus hijos, te ayuda a construir un hogar.
Vivimos y escuchamos tantas cosas horribles que pasan, ahora hay guerras, todo el problema del crimen, son cosas espantosas, pero si ante eso tratamos de tener una actitud positiva la percepción de la vida cambia completamente”, compartió el rockero en entrevista telefónica desde Tijuana con Excélsior en 2023.
Esa buena onda y actitud ante la vida, además de un talento inigualable, lo llevó a publicar más de 30 discos, el último en 2023: Porque puedo, porque quiero y porque se me da la gana vol. 1 y 2, que lo definían muy bien.
Yo me acuerdo de chamaco, chiquito, que cantaba canciones de Pedro Infante, de Jorge Negrete, hasta de Emilio Tuero, y eran las canciones que mi mamá escuchaba y con las que yo comencé a cantar, y que además se las dedicaba. Pienso que la música es la medicina del alma, si una rola, o varias, te alivianan al escucharlas ya la hiciste, la música es sanadora.
Por eso quise hacer este disco en donde vienen canciones de un montón de compositores de esa época, canciones bien bonitas con las que empecé y pues de alguna manera ahora hago mi debut en la música vernácula con este álbum que tenía muchas ganas de hacer”, dijo Bátiz a Excélsior el año pasado.
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Bátiz fue maestro e inspiración de muchos. Su manera de tocar la guitarra era el pretexto, pero era ese espíritu desenfadado y contestatario al mismo tiempo lo que lo llevó a consagrarse como uno de los grandes que, además de Santana y Lora, tuvo como pupilos a personajes como Fito de la Parra, Guillermo Briseño y Abraham Laboriel, sí, el papá de Abe Laboriel Jr., el baterista de Paul McCartney.
Su legado es uno de los más importantes de la cultura popular mexicana no sólo por la importación de sonidos a México, sino por haber sido quien dio el primer paso para crear la identidad del sonido del rock nacional, su influencia se puede escuchar y sentir en las bandas que nacieron en los 70, 80 y 90. No hay un rockero en el país que no sepa quién fue el Brujo Mayor. Desde donde estés… sigue con tu magia.
PARA SABER:
Su verdadero nombre era Javier Isaac Medina Núñez.
Nació el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Baja California.
En 1957 formó Los TJ’s en Tijuana, banda que tomó influencias del blues y del rock que llegaban a la frontera.
Su hermana Baby Bátiz también se dedicó a la música y cantó con él en Los TJ’s.
En 2019 tocó el mismo día en el Vive Latino que Carlos Santana y El Tri.
Fue nombrado en 2020 Patrimonio Cultural Vivo por el Gobierno de México por su contribución a la cultura y la música del país.
Su salud se vio mermada por el cáncer de próstata, un tumor en el cerebro y recientemente, neumonía.
Hace dos semanas había recibido las llaves de Tijuana en reconocimiento a su trayectoria artística.
El día de hoy se iba a realizar un concierto para apoyarlo en el Centro Cultural Tijuana; seguirá adelante, pero a manera de homenaje.
Su viuda expresó a medios de Tijuana que será enterrado en el panteón donde descansan sus padres, como fue la voluntad de Bátiz.