El horror físico y el splatter pocas veces han tenido tanto sentido en la pantalla grande como en esta sádica exposición del lado más retorcido del culto a los estándares de belleza y su comercialización, el cual junto con la tendencia a convertir a los criminales en celebridades, es uno de los males heredados por la sociedad del siglo XX.
En ambos casos, tuvo todo que ver la influencia de quienes están detrás de los medios, y por ello aquí es ideal el que todo gire alrededor de una otrora figura del cine reconvertida por los años en estrella presentadora de rutinas de ejercicio en televisión, interpretada por una Demi Moore, sin miedo a exponerse siendo una referencia directa a los sex symbols y la obsesión que ella misma tuviera. Al ver cancelado su programa por su edad, decide usar un extraño tratamiento que le permite tener un alter ego joven.
EL Tip: La película dirigida por Coralie Fargeat tuvo su estreno mundial en la 77 edición del Festival de Cine de Cannes, donde ganó un premio por Mejor Guión.
La directora no pierde el tiempo y fundamenta su planteamiento general sobre la exigencia de la supuesta perfección que convierte el cuerpo en un simple cascarón, proceso en el que son cómplices tanto las inseguridades de la protagonista como la frivolidad del entorno, encaminándose a significativas escenas. Las coreografías con la chica encarnada por Margaret Qualley, luciendo su cuerpo en los normalizados ángulos que le cosifican, se enrarecen al venir precedidos por las secuencias de lasciva voracidad y gestos.
Éstos son exacerbados tanto por la cámara como por la gestual de Dennis Quaid en su papel de ejecutivo de televisión. Son igual de espeluznantes que aquellas que transgreden la sensualidad con el gore, mostrándole desnuda durante la dinámica que le permite emerger como la otra versión de sí misma.