«Un dolor difícil de superar» tras tragedia de ABC

HERMOSILLO, Sonora

El acompañamiento a los padres desde el primer momento de la tragedia de la guardería ABC brindaron sicólogos aquel 5 de junio, cuando su labor se convirtió en un apoyo en medio del gran dolor que debieron enfrentarlas familias.

«Me tocó acompañar a algunos padres entrar a la sala donde estaban los niños para que se despidieran de ellos, porque les decían que les quedaban horas o minutos de vida, entonces fui a acompañar a varias familias en este proceso», comentó Leonardo Aguirre Gallardo.

Hace nueve años que la tragedia marcó la vida de cada uno de los mexicanos y el mundo, pues cobró la vida de 49 niños, ángeles que hoy están con Dios pero que dejaron un gran vacío en sus familias.

Grupos de sicólogos, incluso estudiantes como en el caso de Leonardo, participaron en la atención de los niños, sus papás, familiares y la misma comunidad que vivió de cerca la tragedia infantil más grande de México.

«Ahí era ver a todos los padres de familia dolidos, tristes, y era una situación que los rebasaba, pues no lograban entender y no lograban saber qué hacer, incluso habían unos que no sabían cómo sentirse, si tener miedo, estar tristes, enojados, era una mezcla de emociones», resaltó.

DAR CONSUELO EN LA TRAGEDIA FUE ALGO QUE SIEMPRE RECORDARÁ

Con sus caras de angustia y con la duda si en ese hospital estaba su hijo, así se presentaron los papás al Hospital Infantil del Estado de Sonora el día de la tragedia, recordó el sicólogo Leonardo Aguirre Gallardo.

«… Había papás que fueron a preguntar, aunque a sus hijos no les había sucedido nada, pero no sabían», comentó, «fue el recibimiento de todos, estaban todas las familias en la entrada, los padres estaban dentro del hospital, en la sala».

Los especialistas fueron llamados para que brindaran su apoyo en la tragedia considerada la más grande de México, que atrajo la atención a nivel nacional e internacional.

El 5 de junio de 2009, alrededor de las 15:00 en la colonia Y Griega, sobre la calle De Los Mecánicos y De Los Ferrocarrileros, todo era llanto y gritos de desesperación, pues el incendio había quitado la vida a menores inocentes y había herido a muchos otros.

Los papás de los pequeños buscaban en todas las instancias a sus hijos, en los alrededores de la colonia, así como en hospitales, donde voluntarios y sicólogos ya lo esperaban, con el único objetivo de brindarles una mano y un hombro dónde llorar y desahogarse.

«Un primer panorama fue ver a todos», narró Aguirre Gallardo, «no los vimos individual sino que fue verlos a todos y tratar de darles un poco de firmeza y piso, necesidades básicas, brindarle aquello que era lo mínimo necesario».

El sicólogo recordó que el 99% de los papás no quería hablar con nadie, lo que era entendible porque tenían un marco de inseguridad, de desconocimiento y de no saber qué iba a pasar.

«Pero poco a poco adelante fue pasando el día y los días posteriores ya se acercaron a hablar, a poder escuchar a alguien», explicó.

SE ACERCAN FAMILIAS

Hubo familias que se acercaron a hospitales y a otros sitios porque querían entender un poco del proceso, dijo.

«Había ciertos niños que todavía estaban en riesgo, no sabían si iban a sobrevivir y había otros que sí habían fallecido», mencionó, «entonces querían saber de este proceso, del duelo, cómo vivirlo, qué hacer de ahí en adelante».

FUE MARCADO

El especialista recordó la tragedia como si hubiera sido ayer, pues definió en su vida lo que quería ser, porque no a cualquiera le toca vivir una experiencia de tal magnitud y el haber estado apoyando y ayudando a la gente es algo que jamás olvidará.

«En lo personal creo que me hizo valorar en muchos aspectos,lo delicado de la vida, siempre he considerado que mi trabajo es poder dejar un mundo mejor al que yo

encontré.»En ese instante me dio mucho sentido porque si a alguien pude darle una orientación, si alguien se sintió un poco más recibido, creo que eso dio un giro a la posibilidad de una depresión, de una idea suicida, de mil cosas que pudieron haber sucedido», manifestó.

Muchas cosas han marcado la vida de Leonardo Aguirre, pero estar acompañando a los padres que estaban a un lado de los niños a punto de fallecer, fue y sigue siendo una sensación que nunca olvidará, pero que lo hace recordar y valorar todo su entorno.

Leonardo Aguirre dijo que cuando alguien muere inesperadamente es más entendible, a nivel cultural, el que fallezca un anciano a que sea un niño, y de ese grado fue el dolor de los padres al despedirse de sus pequeños hijos que apenas comenzaban a
vivir.