Es momento de reconquista personal, anima Concha Buika a las mujeres

Ciudad de México. La cantante española Concha Buika, poseedora de una potente voz, así como de una propuesta sonora que cautiva y tiene prestigio internacional, afirmó entusiasta que a sus 51 años estoy en la edad en que todo me importa un carajo; siento que hasta ahora he estado ensayando y en los cincuentas viene la cosa de verdad.

Con localidades agotadas para sus dos conciertos, uno el sábado y otro ayer, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, la cantante, nacida en Palma de Mallorca, en 1972, hija de padres africanos, se presentó en el contexto de Tiempo de Mujeres, festival por la igualdad. Rechazó los convencionales sociales que se han impuesto al género femenino. Ahora es momento de reconquista personal, agregó.

Esta poderosa y emotiva velada se efectuó en vísperas del Día Internacional de la Mujer, en la cual la intérprete demostró la fuerza y el empoderamiento femenino; además, la dedicó en primer lugar a la gran musa del recinto: a la señora Esperanza Iris. A ella por persistente, incansable, luchadora, maestra y mujer guerrera. En segundo lugar, a nuestras madres, que son quienes nos impulsan en la locura de perseguir nuestros sueños. En mi caso, agradezco toda esa grandeza a mi hermana, quien me hace soñar y empuja conmigo.

La intérprete, con su virtuosismo, la noche del sábado rindió tributo al romanticismo y a compositores mexicanos. Se cimbró el teatro del Centro Histórico con su novedoso repertorio y diversidad de géneros, hasta ofreció un huapango, aunque su versatilidad versa entre el jazz, soul, folk, el afro-pop, flamenco, copla española y la canción ranchera.

Por su voz única y la intensidad de su interpretación, Buika es comparada con grandes figuras como Nina Simone, Chavela Vargas y Cesaria Evora. Ha trabajado con Carlos Santanta, Anoushka Shankar, Charles Aznavour, Seal, Nelly Furtado, Pat Metheny, Chick Corea, Nitin Sawhney y Chavela Vargas.

Desde que apareció en el escenario, recibió aplausos del público y eso que aún no comenzaba a cantar a México y rendir homenaje a grandes autores, bajo la dirección musical de Santiago Cañada.

Acompañada por siete músicos y dos coristas, varios mexicanos, la cantante sedujo a los asistentes con emblemáticos temas y sensuales y rítmicos bailes. Se escucharon versiones de Amor eterno, de Juan Gabriel, y Quizás, quizás, quizás, del cubano Osvaldo Farrés; además de Dolor de rumba y Yo me lo merezco.

Antes, había atrapado con su charla y simpatía a los asistentes, que gozosos escucharon Caminemos, pieza que Los Panchos hicieron famosa, y Que seas feliz, Lo dudo, Delirio, Todo o nada, El andariego, Pa todo el año y Brujería, entre otras canciones.

Ganadora del Grammy por el álbum El último trago, grabado en 2009 con el pianista cubano Chucho Valdés, expresó: “¡Ay mi madre!, es una noche que para mí es especial, porque ésta fue una de las ciudades que me vieron nacer como gran artista y me he presentado años y años con mi tribu. Este show lo siento como el primero. Este es un viaje de empatía, confianza en uno mismo y en las personas que me apoyan”.

Más adelante comentó: el amor es una maravilla; también es verdad que puede ser muy jodido, pero estamos aquí para aguantar todo estoicamente y brindo por los canallas que cuentan mentiras.

Tan cómoda estuvo en su presentación que descartó cambiarse el vestido, pero estuvo yendo de un lado al otro del escenario, saltando con su atuendo brillante entre los monitores e impactando a los espectadores con su carisma.

Hacia el final del concierto, la cantante aseguró que el tiempo se había pasado a gran velocidad y se despidió entre los gritos de ¡te amo, Buika! de sus seguidores. La famosa cantante se retiró entre ovaciones de pie de su público, que tuvo que irse cuando los músicos dejaron sus instrumentos en el escenario y se bajó el telón.