El caso que nunca se cerró O.J. Simpson muere a los 76

Millones de aficionados al futbol americano veían por televisión como deboraba yardas y rompía tackeladas. Eran los años 70, los tiempos donde el juego era más terrestre, salvaje y donde dificilmente alguien podía parar a uno de los mejores corredores en la historia de la NFL, alquien que se había consolidado desde el futbol colegial, pero que después se transformó y ahora estaba corriendo a toda velocidad, pero abordo de una Ford Bronco y con decenas de patrullas detrás de él, pues era sospechoso de la muerte de su ex esposa, Nicole Brown Simpson y de su amigo Ron Goldman.

 

Eclipsado por los escándalos mediáticos que lo llevaron a un juicio por un doble homicidio en 1994, por el cual fue hallado inocente, en una lucha legal que se convirtió en un debate social en Estados Unidos, Orenthal James Simpson falleció este jueves a las edad de 76 años como consecuencia al cáncer de próstata que sufrió en sus últimos años de vida.

Protagonista del juicio más mediático en la historia de Estados Unidos, televisado y con un novedoso discurso para la época, en el que se habló del color de piel para determinar su culpabilidad o inocencia, Simpson logró junto a su equipo legal cambiar una perspectiva contra él y las múltiples evidencias en su contra, principalmente al poner en evidencia las prácticas racistas que algunos elementos de la policía de Los Ángeles realizaron desde su detención.

Absuelto de dicho crimen, OJ fue posteriormente fue culpado en una corte civil por ambos crímenes, forzado a pagar 33 millones de dólares a las familias de las víctimas.

Proverbio ofensivo en la universidad de USC -Sur de California- en el futbol americano, OJ Simpson jugó a nivel profesional en la NFL con los Buffalo Bills y los San Francisco 49ers, siendo una primera selección global en el Draft de 1969 con el equipo de Buffalo y primer jugador en superar las dos mil yardas en una sola temporada en 1973, para ser inducido al Salón de la Fama en 1985 durante su primer año de selección.

Tras un total de 11 mil 237 yardas y 61 touchdowns como profesional, su carrera deportiva rápidamente quedó superada por los escándalos fuera del emparrillado, que condujeron a un primer juicio en su contra por el doble homicidio de su esposa Nicole Brown y su amigo Ronald Goldman, de los que fue exonerado, para ser nuevamente puesto ante autoridades en Estados Unidos en 2008 por delitos de robo y secuestro, que llevaron a su encarcelamiento, donde cumplió cumplió nueve años de una sentencia de 33 años en el Centro Correccional Lovelock, Reno.

Liberado en 2017 tras cumplir el período mínimo de su sentencia, el excorredor profesional vivió sus últimos años alejado del foco mediático y aunque su fortuna se vio considerablemente reducida tras el juicio perdido ante la familia Goldman, se estima que Simpson falleció con una fortuna cercana a los tres millones de dólares, además de buenas fuentes de ingreso con su Seguridad Social y un par de pensiones del Screen Actor Guild y la NFL.

 

LA PERSECUSIÓN MÁS FAMOSA DEL MUNDO 

 

El suceso paralizó a todo un país frente al televisor. El 17 de junio de 1994, un Ford Bronco blanco en el que viajaba el fugitivo O.J. Simpson era acechado por un convoy de autos de policía por autopistas de California ante los ojos de 95 millones de estadounidenses.

 

Ese día, coincidente con la inauguración del Mundial de fútbol de Estados Unidos, se interrumpió la cobertura televisiva de otros grandes acontecimientos deportivos, como las Finales de la NBA y el Abierto de Estados Unidos, para transmitir imágenes de la persecución, mientras Domino’s Pizza registró un récord de pedidos de los espectadores, que no querían perderse un solo instante de acción.

 

Durante la persecución le dijo por teléfono a un detective de la policía de Los Ángeles que “les hiciera saber a todos que no estaba huyendo”, sino visitando la tumba de Nicole.

 

La policía encontró en el auto una bolsa con el pasaporte y dinero en efectivo de Simpson, así como una pistola, lo que generó muchas sospechas aunque la acusación no la presentara como prueba.

 

El propio auto -propiedad de Al Cowlings, amigo de Simpson, quien conducía durante la persecución- está expuesto en un museo del crimen de Tennessee.