La inclasificable artista Jeanette Macari presenta su espectáculo titulado Diva en apuros, una revista de suspiros, con una selección de canciones que busca tanto contar como aullar. Una presentación íntima y arriesgada, de carne y hueso, hecha a mano, donde lo teatral y lo musical se abrazan con desparpajo, emoción y sin pedir permiso, sostuvo Macari en entrevista con La Jornada.
Con un estilo que recuerda la tradición del cabaret europeo, el café concert de Buenos Aires, los espectáculos del Paralel de Barcelona y claro está, la tradición del teatro de revista y la picardía de las carpas en México, Macari honra la memoria de los escenarios nocturnos de su ciudad –del Arbeu al Blanquita, de El Patio al Lírico– y los resignifica desde un presente cargado de ironía y memoria.
Prosiguiendo con la entrevista con esta redacción, Macari mencionó: “el título del espectáculo es para burlarme de otras divas, de mí misma. No me había pasado hace tiempo si diva en apuros significa muchas cosas. Creo que cada espectáculo que hago tiene mucho que ver uno con otro, no se repiten tal cual, pero el sello de lo que hago siempre es una revista, un espectáculo de revista donde canto canciones de varios géneros y las mezclo, así es como voy armando una dramaturgia invisible. Como la anterior presentación que se llamó Las que me sé, donde iba desde Kurt Weill hasta Bola de Nieve y ahora me dije bueno este se llama Diva en apuros, una revista de suspiros y es diferente porque es otra época, es otro sentimiento, son otras canciones, es otra propuesta musical aunque finalmente es una revista que tengo muy heredada, no sólo yo, sino en todo México estamos permeados de esto que presento, queramos verlo o no. Yo me agarré de ahí y lo sentí una herencia de este mundo donde los protagonistas son el cabaret de El Patio donde cantaban Los Churumbeles y al girarse el escenario aparecía Josephine Baker y volvía a girar y había un cuadro de ballet con muchachas bailando al ritmo de la orquesta de Pérez Prado”.
Me burlo de mí misma
Macari agregó que no vivió esa época, pero “me lo contó mi mamá, que trabajó allí, y además me eché todas las películas mexicanas que se podían cuando era niña y adolescente, pues eso lo tengo muy adentro, siempre fui muy abierta, llamémosle así, en cuanto a los géneros musicales. Para ese entonces ya estudiaba en el conservatorio: música renacentista, y luego entendí la ópera y la cantaba y al mismo tiempo no me podía aguantar y hacía cabaret, mezclaba cualquier cantidad de géneros, si se homenajeaba a María Griever participaba por igual que si eran otros compositores mexicanos o metían algunos en alemán o en italiano. Siento que la música no es que sea universal sino que es algo que puede contar una historia sin que se note, por eso te decía que es una dramaturgia invisible. Diva en apuros…, es un pretexto, de esas cosas que se te ocurren y nunca piensas y las haces, hasta que hice el espectáculo. Además siempre las uno con algo de comedia hago un autobús donde siempre me burlo un poco de mí misma, en este caso creo que me burlo de la diva”.
La presentación de Diva en apuros… se hará el 28 de junio en Casa Cent’anni Music Hall, Julio Verne 38, Polanco, a las 20 horas. En escena, la acompaña el pianista venezolano Carlos de Mila. Juntos van del bolero cubano al tango y a la poesía hiriente de la canción de texto, de Kurt Weill a José Alfredo, de Michel Legrand a Sindo Garay, de Manzanero a Mariano Mores, de Liliana Felipe a Silvio Rodríguez, sin fronteras entre la carcajada y el estremecimiento, informó Macari.
Precisó que Diva en apuros… no es exactamente un espectáculo de cabaret, ni un concierto, ni un monólogo, aunque tiene de todo eso. Es una evocación viva que se arma entre canciones, palabras, silencios, y una cierta fragilidad luminosa que Jeanette convierte en fuerza: “No es una necesidad de hablar. Es algo más animal. A veces es sólo un aullido… A veces hacer una versión, no la haces con esa intención, sólo es decir hay que cantarla, nada más, y así me voy topando, por ejemplo la música italiana de los años 60; para mí, muchas eran como identidades, canciones que has escuchado mucho y te pasan de largo, pero un día las entiendes, un día dices ‘esta es para mí’. Por otro lado, hay géneros que sí me gustan mucho más que otros, como el tango que me queda y empecé a cantarlo hace 20 años, que aprendí con los tangueros aquí en México y he hecho espectáculos de puro tango, aquí voy mezclándolo con dos canciones alemanas o una… así voy escogiendo los temas según la propuesta, no únicamente musical, sino dramática de la canción y siempre con algo de comedia”.
Macari enfatizó que más que nostalgia Diva en apuros… es una herencia, ahora que la situación del consumo musical de este tipo de canciones ha cambiado, en alguna parte del público habrá nostalgia, pero creo que es herencia porque es distinta a la nostalgia. Cuando veo el collar de mi mamá y me lo quiero poner junto con las plumas que ella también usaba, eso es una herencia, es un aprendizaje, es un amor a lo que te haya tocado. La nostalgia, supongo, ese ingrediente sí estará, pero no lo vivo así en mis espectáculos. No lo vivo con nostalgia, lo reanimo, le doy nueva vida, eso pretendo y cuando veo que la gente, las personas, las generaciones que tienen 20 años y veía que asistían a mis concierto, les gustaba, y eso me sorprendía muchísimo. Ahora me volvió a pasar porque paré un tiempo y después de la pandemia mi actividad ha sido no tan intensa como siempre fue en mi vida, espero que ahora se intensifique otra vez”.