CIUDAD DE MÉXICO.
En lo que va del año el Hospital Infantil de México Federico Gómez ha diagnosticado al menos 104 casos de diabetes tipo 2, incluso en niños de cuatro años.
La jefa del departamento de endocrinología del Hospital Infantil de México, Leticia García Morales, indicó que la diabetes tipo 2 estaba principalmente relacionada con adolescentes entre los 14 y 18 años; sin embargo, la mala alimentación, el sedentarismo y la falta de dietas balanceadas, está cada vez más presente en niños pequeños.
“La mayor parte de los pacientes con diabetes tipo 2, se van a concentrar en las edades de la adolescencia, entre los 14 y 18 años; no obstante, cada vez es más frecuente que lleguen grupo de niños pequeños que están debutando con diabetes tipo 2, incluso, tenemos dos pacientes que debutaron con la enfermedad con cuatro años”, aseguró García Morales.
La especialista explicó que en promedio, a la semana, se diagnostican dos casos de diabetes tipo 2 en menores.
Imprecisiones
García Morales señaló que no existe a nivel nacional la claridad de cuántos niños padecen diabetes tipo 2, debido a que el personal médico aún confunde los síntomas de éste tipo de diabetes, con el tipo 1, el cuál tiene origen autoinmune y no por malos hábitos.
“Muchos de los niños que inician con síntomas de diabetes, se catalogan como diabetes tipo 1, porque los endocrinólogos pediatras, estamos más sensibilizados a ver diabetes tipo 1 y no hacemos los estudios necesarios para demostrar diabetes tipo 2”, afirmó.
La especialista alertó que un menor diagnosticado y sin tratamiento corre el mismo riesgo que un adulto con diabetes y es propenso a sufrir ceguera, daño renal, o lesiones de riesgo como amputaciones e infartos.
Añadió que 50% de los niños que acuden al departamento de endocrinología tienen padres y abuelos diabeticos.
El departamento de endocrinología del Hospital Infantil atiende en promedio a 350 pacientes con diabetes, de los cuales la mayor parte tiene diabetes tipo 1.
De acuerdo con especialistas, los padecimientos pueden tratarse con una dieta saludable que evite el azúcar y grasas saturadas, con actividad física regular.
Además, de exámenes de salud periódicos para evitar o retardar las complicaciones.