Se tiene que decir, con esta versión de Cómo entrenar a tu Dragón las lecciones no son solo de lo que se debe hacer para domesticar a la peligrosa criatura a la que refiere el título, en realidad esas ya nos la sabíamos desde que vimos la película original realizada por Dean DeBlois y Chris Sanders en 2010, y leímos el libro de la británica Cressida Cowell que le dio origen. En este caso estamos ante una disfrutable muestra de cómo realizar el traslado de una película animada al live action, sin que esta pierda su esencia y encanto. Incluso, recientemente logró desbancar en la taquilla a Lilo & Stitch, se posicionó como el líder indiscutible a nivel mundial con un estreno global de 197.8 millones de dólares.
Si bien es cierto que a la hora de retomar la historia de este joven que no termina de encajar en la comunidad de vikingos y su cultura de matadores de dragones a la que pertenece, cargando además con las implicaciones de ser el hijo del líder de la misma; el principal reclamo es que DeBlois, quien repite en la silla del director, es que corre muy pocos riesgos -prácticamente ninguno- más allá de lo que representan las cuestiones técnicas y artísticas de su manufactura per se, por otro lado acierta en el casting con Mason Thames -El teléfono negro (2021)- y Nico Parker -Suncoast (2024)-, encontrado el pulso exacto para sacar provecho del ingrediente humano para dotar al protagonista de una mayor complejidad emocional, y de un espectro más amplio de matices dentro de su carismática pero fuerte personalidad a quien habrá de ser su interés romántico.
La ya mencionada fidelidad que mantiene con la obra original por supuesto que le cobra factura evidenciando que no hubo un mínimo esfuerzo por hacer los ajustes que ahora había oportunidad de implementar. A eso se debe que la ficción siga cojeando al dar por entendido varias cuestiones, dígase el funcionamiento al usar al dragón llamado “Chimuelo” como guía para encontrar el lugar donde anidan los de su especie, y la rapidez con que los personajes secundarios establecen la relación con ellos, cuando nos venían mostrando lo gradual que es dicho proceso, de hecho de eso trata la mayor parte de la película.
Sin embargo, ya teniendo resuelto el aspecto actoral que redunda en escenas enternecedoras sobre el vínculo entre dos seres otrora destinados a matarse uno al otro y tener que crecer entre lo que se quiere ser y lo que esperan que uno sea; el respetar la trama tal cual, así como el tono y desarrollo preestablecido, permite que el enfoque principal se vaya en reacrear seductores y vertiginosos trayectos aéreos, explosivos y emocionantes combates al interior de la arena de entrenamiento, además de la correspondiente y espectacular batalla final llena de dramatismo.
Así entonces, aunque esta nueva Como entrenar a tu Dragón no enriquece de manera significativa lo que fue la tan querida película en CGI que inició la franquicia, y se hubiera agradecido algún toque de originalidad, al menos se pone a la altura de las circunstancias y le alcanza para ser una de las mejores adaptaciones de películas animadas a live action que se han realizado hasta ahora.