Las autoridades chinas dieron, por primera vez, luz verde a la comercialización de una de las vacunas contra la COVID-19 desarrolladas en el país, la de Sinopharm y su subsidiaria Instituto de Productos Biológicos de Pekín.
Ambas compañías solicitaron ayer mismo la autorización a la Administración Nacional de Productos Médicos (NMPA) tras informar de que la eficacia de la vacuna era del 79.34%, según datos provisionales derivados de la fase 3 de ensayos clínicos.
En una rueda de prensa celebrada hoy en Pekín, el número dos de la NMPA, Chen Shifei, explicó que la institución llegó a la conclusión de que “los beneficios conocidos y potenciales de esta vacuna superan a sus riesgos conocidos y potenciales” y que cumple con los estándares marcados para la aprobación condicional de su comercialización.
La condición es que Sinopharm siga llevando a cabo sus ensayos clínicos con arreglo a los plazos acordados y enviando los datos recabados a las autoridades médicas del país para su verificación y registro final.
Chen explicó que, según las leyes locales, se puede aprobar de forma condicional una vacuna cuando son “necesarias urgentemente para responder a grandes emergencias sanitarias públicas”.